lunes, 16 de junio de 2014

Perdonen mi ausencia!

Hola gente, ante todo pido disculpas por estos días sin actualizar, primero fue una falla en el Internet de mi casa y luego diligencias y ocupaciones que me hicieron desconectar, entre ellas, un viaje relámpago por el fallecimiento de quien fuera el papá de una de mis mejores amigas, quien por cierto, cuando me veía, decía, "que bien vas, has rebajado muchísimo". A usted Sr. Giovanni Antonacci, mi cariño sincero siempre a donde quiera que se encuentre. Abrace a mi abuela de mi parte, y dígale que la extraño tanto como el primer día.

Bueno, ya puedo continuar con la travesía. El punto era que mi papá se negaba a apoyar una cirugía, fue solo cuando vio que realmente yo no podía más que aceptó. Es entendible, toda operación, por muy pequeña que sea tiene riesgos, y más cuando uno presenta complicaciones que si de presión o azúcar. En fin, mi papá dijo sí.
Yo tenía un negocio, era algo que había soñado desde hace mucho, pero cuando me dieron luz verde para una posible intervención, mi día a día se convirtieron en exámenes, citas médicas, doctores, salas de espera, etc etc.
Si, para este tipo de cirugías son al menos siete especialistas los que debes visitar. Me confieso una mujer sin paciencia, y aunque me ofrecieron la posibilidad de pedir citas para ir a consultas públicas, yo decidí invertir dinero para salir de eso de una buena vez. El detalle es que en este país, la salud pública como privada son iguales, CAÓTICAS.
Bueno, esta era la cuestión. Un psicólogo o psiquiatra, neumonólogo, cardiólogo, internista, gastroenterólogo, y endocrino.Estos eran los que debía visitar, sin contar obviamente al cirujano, quien me dijo, cuando tengas todo esto listo regresas. Cada médico tenía uno o dos estudios propios de una cirugía de este tipo.
Empecé mi largo camino, y mientras , le echaba un ojo a internet a ver qué conseguía sobre este paso que daría. Todo el mundo hablaba de lo felices que estaban por el cambio. Chao obesidad, chao problemas, pero nadie contaba si dolía, si era muy difícil, o qué se yo.
Ojo, en efecto es algo estupendo, pero tiene sus altos y bajos, aunque no a todos les pasa igual. Pero nunca está de más contar por si a alguien le sucede lo mismo. Lo importante es saber que lo bueno SIEMPRE superó lo malo, y cuando hay ganas, creo que no hay detalle malo que nos quite la sonrisa.
Nos leemos en la próxima...!


jueves, 5 de junio de 2014

¡Aquellos sofocones!

Bueno mi gente, aquella idea de un Bypass gástrico rondaba mi cabeza, lo que no rondaba era dinero en la cuenta. Venezuela se ha convertido en un país tan difícil que, hasta para una dieta sencilla, hay que tener millones. Imaginense lo que es operarse. No tenía cómo pagarlo, seguí con mi vida y mi mala salud.
Los sofocones eran comunes. Ejercicios yo? Si caminar era un sacrificio, incluso un día, batiendo una torta a paleta, me dio un "yeyo". Me dio un mareo, un hormigueo en la nuca, las manos dormidas. Mi mamá corría, "agua agua, acuéstate. Llama a la vecina que le tome la tensión", decía...y la mezcla de la torta ahí, esperando por mi!
La sorpresa, presión baja. Wow, me la tomé media hora después del yeyo y la tenía en 50. Susto, el problema es que cada vez era más frecuente. 
Mi querida tía Nilda es la mejor enfermera de todo este loco mundo, a ella la llamo hasta por un dolor de cabeza. En esta llamada dijo: "y Maryela no quiere operarse? Hay un doctor que está viendo por aquí en el Puerto, que vaya y quien quita y pueda operarse, con eso se le van a quitar esos achaques de vieja". 
Aja, tenía 26 y parecía de 50 y de 70 en salud. ¡Que fuerte!
Decidí acercarme a la consulta. La primera vez no corrí con suerte, el doctor no fue. En mi segundo intento, pude conocer a quien hoy es mi doctor, un muchachiiiito, bello y amable. Había una lista de espera, pero como estaba anotado que este sería mi destino, Dios lo armó tan perfecto que el doctor me dijo: "eres candidata, tienes que hacerte toooodos estos exámenes y esperar que lleguen los kits".
Yo, como ya sabía de estas cirugías en algunos hospitales del país, pensé: "nada aquí esperaré al menos un año" y bingo se me ocurrió preguntarle sobre la posibilidad de yo comprar ese kit. Este ángel de bata blanca dijo: "si lo consigues, yo te opero".
Qué finoooooo. Pero aja y la plata? Mi papá era quien podría pagarlo, sólo había un problema: EL NO QUERÍA QUE ME OPERARA, y el bendito kit no se encontraba tan fácilmente. 
Empezó Cristo a padecer, una montaña rusa de depresión porque cuando no es una cosa, es otra. 
Nos leemos en la próxima..!

miércoles, 4 de junio de 2014

El comienzo..!

Hola, sé que es una moda esto de escribir un blog en estos tiempos. Hasta ahora cualquiera es capaz de hacerlo con buenos y no tan buenos motivos y son millones de direcciones que se encuentran en la red sobre temas inimaginables. Sin embargo, yo desde hace más de seis meses quise iniciar uno propio. Me pregunté mucho sobre la dirección que tendría mi blog, pero decidí dejar que transcurriera el tiempo y que fuese la misma inspiración la que me llevara a concretarlo.
Aquí estoy, mi nombre es Maryela Pinto, todos me dicen "Marye", soy una paciente bariátrica, y sí, es precisamente esta última frase el motivo de este blog y la dirección que tomarán cada una de las entregas de este sitio, esa decisión de cambiar el rumbo de mi vida PARA SIEMPRE y que hoy me hace sentir una mujer plena en todos los sentidos. 
No puedo quejarme de nada de lo que he vivido, mi infancia fue una de las mejores etapas. Tengo a mi familia unida, pequeña, pero unida. Mi adolescencia transcurrió con normalidad y mi paso por la universidad fue el BOOM de mis años vividos. Me gradué de periodista y regresé a mi ciudad natal, empecé a trabajar y es a partir de allí que quiero iniciar esta historia. 
Siempre fui una mujer con unos kilitos de más, pero al trabajar esto fue convirtiéndose en un verdadero problema. Comer en la calle, matar el antojo, el heladito por la tarde, el cafecito y la galleta, etc, etc, etc. Todo esto fue el pan diario de mi vida desde agosto de 2009. El cambio radical fue en el 2011. Empecé a trabajar en oficina, amaba mi trabajo, pero no me levantaba de una silla en muchas horas. cenaba tardísimo, comía cualquier cosa en la calle, y como una adicta al trabajo, tal cual decían mis mejores amigas, mi vida era para trabajar. Yo, como persona, estaba en segundo plano.
Las vueltas de la vida hicieron que saliera de este lugar en el que me encontraba laborando, la sorpresa? BOOM, pesaba 113 kilos. Salí de allí con una rectificación de la lordosis cervical e inclinación a la inversa... ¿Que cómo se come eso?, bueno, mi cervical estaba inclinándose hacia el lado contrario, el séptimo disco presionaba mis nervios y mi mano derecha era prácticamente inútil. 
Empecé un negocio propio, me gusta trabajar y algo debía hacer, hasta que un día, la hermana mayor de mi papá (Mi querida tía Nilda) me comentó sobre la posibilidad de someterme a un BY PASS GÁSTRICO. Sabía de qué se trataba, lo había investigado mucho, pero no tenía los medios para hacerlo. Insisto, la vida da muchas vueltas y cuando uno pide las cosas con Fe, pueden ocurrir milagros. 
Hoy tengo 5 meses y medio de haberme operado, me siento cómoda al amarrarme los zapatos, por primera vez en la vida mi clavícula es notoria y adivinen qué?, la ropa no me queda,no por pequeña, sino porque es extremadamente grande ya.
Iré paso a paso, primero porque no puedo quitarle mérito a quienes hicieron de esto algo posible, y segundo porque quiero y aspiro que esto puedan leerlo otras personas que sufran de los mismos problemas que yo y que tal vez consigan una motivación para tomar buenas decisiones. Nadie dijo que es fácil, porque no lo es, pero imposible tampoco. 
Las mejores cosas de la vida sin duda tienen sus altos y bajos, pero vaya que la recompensa es enorme. 
Nos leemos en la próxima!